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Article del bloc de Cabrero
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El tiempo de la primavera
diumenge 23/agost/2009 - 05:00 693 5
Una mujer, entrada en años, salía de los años y los días como Pedro por su casa: era joven como un olivo centenario, y vieja como el viento de poniente y los días de lluvia. Debería llamarse Dolores o Carmen, como se llaman las señoras entradas en años. Pero se llamaba Margarita, como una flor, pues de pequeña reía con tres dientes como tres pétalos, y su boca parecía, más que una gruta oscura, un valle de carcajadas interminables.
Cierto día, Margarita se colocó un clavel en la solapa y esperó, esperanzadamente, a que no se marchitara jamás. Los novios -pensaba ella- se marchitan y se agostan o se van de viaje a Eslovenia para no volver jamás. Pero los claveles rojos son para toda la vida.
Después de este cierto día, o sea al día siguiente, Margarita interpuso entre su gran trenza dorada cuatro flores de jazmín y unas flores de almendro dulce, formando conjunto. Las madres y los padres desaparecen -meditaba Margarita-, pero el jazmín y el almendro han existido siempre, como el viento o el granizo, pero no te exigen ir ni venir, ni ser así ni asá, ni de cualquier forma. Los jazmines y las flores del almendro dulce son para toda la vida.
Al tercer día, y ya que su pecho latía con mucha fuerza, y estaba tibio como la leche, decidió situar, allá donde nacían las montañas coronadas por dos pezones rosados, dos lirios blanquísimos. Y vio con satisfacción que mantenían, mucho tiempo después de reposar en sus senos, el rocío y el porte. Los amigos se cambian de casa y de amigos -pensaba Margarita-, pero dos lirios son para toda la vida.
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