El no quería
que volara más bajo con tal de apresarla;
la pintaba constantemente en vuelo,
pasajera del aire.
No le importaba
descubrir que se mira hacia atrás
si se mira con ojos pequeños.
(El perfil de las gaviotas recortaba
los pechos del cielo)
El no lloraba
como lloran los náufragos
ni teñía de azul los libros de versos;
él se ponía límites precisos
justo donde comienza el otro cuerpo:
libre para sentir los otros cantos,
las tiernas vibraciones de los peces
contra el acantilado.
(Las líneas de sus manos dibujaban
la costa de mis manos)