No hace falta coger el Génesis y leer a José interpretando los sueños del Faraón. No hace falta nada más que vivir y saber interpretar cada cosa. Con el tiempo he ido entendiendo que los mejores lugares no son los físicos sinó los que no pueden medirse por ninguna ley espacio-tiempo. Tu les das el espacio que creas y les dedicas el tiempo que consideres. Recorres esa habitación tan larga o pequeña (dependiendo de tu optimismo o pesimismo)lo rápido o minuciosamente (generalmente dependiendo de tu tiempo) que consideres.
Con el tiempo, como os decía antes (y no se bien a quien se lo digo) te das cuenta que las cosas materiales sirven para poco, o mejor dicho para nada. Cada uno, a estas alturas de la partida (sea cual quiera que sea la duración) esta tranquilo o intranquilo consigo mismo. Cada uno sabe lo que ha hecho bien y lo que no. Cada uno es juez de sus actos y lo es porqué sabemos que nunca nos podremos absolver de nada. Nuestra conciéncia no nos lo permite.
Simplemente eso, ahora entiendo que la riqueza personal, moral, no material (le pueden llamar como querian aunque hablaremos de la misma cosa) no es lo más importante para nadie. Todo el mundo en el último suspiro se dará cuenta de esto y si hay alguien que lee estas líneas y se siente indentificado/a quiero decirle que tiene mucha suerte: Es consciente del tesoro que tiene y de que lo puede explotar. Sabe que es un auténtico alquimista. Felicidades.