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Conte Sufí (1)
dimarts 7/octubre/2008 - 02:29 2310 3
Convidaron al gran maestro de la tradición sufí, Nasrudin, a dar una conferencia.
Nasrudin fijó la conferencia para las dos de la tarde, y fue un éxito: se vendieron íntegramente los mil asientos y quedaron más de seiscientas personas afuera, que siguieron la disertación a través de un circuito cerrado de televisión.
A las dos en punto entró un subordinado de Nasrudin e informó que por motivos de fuerza mayor la conferencia se atrasaría. Algunos se levantaron indignados, pidieron que se les devolviera el importe de la entrada y se fueron. Pero aún así permaneció mucha gente dentro y fuera de la sala.
Cuando el reloj señaló las cuatro de la tarde, el maestro sufí aún no había aparecido y la gente fue lentamente abandonando el local y recobrando el dinero de su entrada; al fin y al cabo el horario de trabajo estaba terminando y era la hora de regresar a casa. Cuando dieron las seis, los mil setecientos asistentes iniciales se habían reducido a menos de un centenar.
En ese momento, Nasrudin entró. Parecía completamente borracho y empezó a decir tonterías de mal gusto a una bonita joven que estaba sentada en la primera fila.
Pasada la sorpresa, los asistentes empezaron a indignarse: ¡cómo, después de hacerse esperar cuatro horas enteras, ese hombre se comportaba de tal manera!
Entonces se oyeron algunos murmullos de desaprobación, pero el maestro sufí no les dio ninguna importancia, sino que continuó, a voz en cuello, alabando el atractivo de la chica y convidándola a viajar con él a Francia.
Luego de proferir algunas palabrotas en contra de las personas que protestaban, Nasrudin intentó levantarse y cayó pesadamente al suelo. Indignadas, las personas asistentes decidieron marcharse, diciendo que todo aquello no pasaba de ser puro charlatanismo y que irían a los periódicos a denunciar aquel espectáculo degradante.
Y así el grupo de ofendidos dejó el recinto. Nueve personas continuaron en la sala. Nasrudin se levantó; estaba sobrio, sus ojos irradiaban luz, y había en torno de él una aura de respetabilidad y sabiduría.
«Vosotros, los que os habéis quedado, sois los que me tenéis que oír —dijo—. Habéis pasado por las dos pruebas más duras en el camino espiritual: la paciencia para esperar el momento adecuado y el coraje de no decepcionaros con lo que habéis encontrado. A vosotros os enseñaré.»
Y Nasrudin compartió con ellos algunas de las técnicas sufíes.
Font: Veronika decide morir.
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