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El sexo femenino y el desarrollo humano
dissabte 14/juny/2008 - 11:30 762 0
NOVAMENT EN CASTELLÀ...
Género masculino y femenino están condenados a atraerse y repelerse por propia naturaleza en el ser humano. Las diferencias físicas son evidentes y apreciables a simple vista. El género masculino perseguirá siempre al femenino mediante el instinto primario de la sexualidad con finalidad oculta (por la naturaleza) reproductiva. Sin embargo, en el ser humano existe el placer (hecho que en la práctica del sexo en el ser humano se hayan ideado los preservativos y hacer del sexo una actividad lucrativa) cuyo hecho no es consciente en los otros seres animales. Los unos y las otras siempre desearán al sexo opuesto (siempre y cuando no tenga lugar la homosexualidad, en cuya tendencia no pensó la naturaleza) y a malpensar del otro género u “odiarlo”.
A pesar de todo, el género femenino fue aplastantemente reprimido por el masculino desde los inicios de la historia hasta hace bien poco tiempo: el mismo siglo XX. Podría decirse que socialmente el siglo XX es el siglo de la “liberación” de la represión femenina (tecnológicamente el siglo XX es el siglo de la informática, motorización...) de cuyo acontecimiento me alegro. El resurgimiento de la mujer ha sido evidente y productivo para la sociedad, sin embargo aún hay restos de desigualdad. El mundo se ha normalizado y equilibrado mucho, pero no lo suficiente (miremos el Tercer Mundo).
La naturaleza creó para la inmensa mayoría de seres vivos dos sexos (cabe recordar que muchas plantas y otros seres como los caracoles son hermafroditas& #059; incluso los árboles o plantas con frutos podrían ser considerados machos al ser creadores de la semilla, que se desarrolla bajo tierra, que sería el vientre femenino o el “efecto huevo” -en la mitología griega Gea o Gaya és la Tierra, una divinidad femenina-, aunque los griegos designaran como femenino toda planta que diera frutos como los árboles, la cual cosa también tiene lógica& #059; siempre depende desde qué punto de vista mirarlo). En el caso de los mamíferos sobretodo, el hecho de que uno de los dos tenga que engendrar y gestar un nuevo ser provoca que tenga que ser más frágil y delicado que el otro que se limita a aportar el ingrediente imprescindible, por este hecho se ha hablado tanto del “sexo débil” en el ser humano, aunque existe la psyché como elemento distintivo, hecho que ha compensado las cosas (actualmente) entre hombres y mujeres.
Yo he reflexionado sobre este hecho. Engendrar repercute en la constitución física, sobretodo sexual: es más compleja que la masculina. Fisiológicamente uno y otro sexo son diferentes y el femenino es más complejo, de tal manera que puede equipararse en la forma de comportarse y de pensar. Los unos más brutos pero simples, las otras más sensatas, más sutiles pero complejas. Esta diferencia en la juventud puede no ser tan grande: en la juventud cambiamos todos sea cual sea el sexo que se tenga y ya se sabe que la juventud (adolescencia sobretodo) es un estado de transición que todo lo altera.
De niños la conciencia es más “animal” en el sentido que no se tiene la madurez del adulto y se actúa más sin pensar. Cuando nacemos somos “animales”. La evolución que hizo el ser humano, que duró o tardó tanto tiempo para llegar a ser lo que es hoy en día, actualmente dura un período de pocos años suficientes y básicos en el que se aprende prácticamente todo lo imprescindible (tres más o menos). El niño nace, aprende lo que saben los adultos y lo que ven que hacen. Cuando el ser humano no sabía casi nada y era adulto ¿qué aprendían los niños al nacer? Lo mismo que ellos: casi nada. A partir de la experiencia del ser humano adulto, el niño aprende poco a poco al mismo ritmo que él transmitido por el primero, pero siendo una generación inferior en edad de ser educado debe aprender lo que necesita aprender cuando le pertoque por edad y madurez.
Los nuevos descubrimientos por las nuevas generaciones se irán incluyendo a los ya hechos por las anteriores y así acumulando conocimientos que le serán útiles en la vida al niño. De aquí que cada siglo el ser humano se desarrolle tan deprisa. Llegará un punto que no quiero pensar cuánto será capaz de evolucionar en poco tiempo y qué capaz de hacer. Lo que somos hoy en día se debe a la experiencia del ser humano durante toda la historia. La inteligencia, el saber y la tecnología humanos es una acumulación de descubrimientos y experiencias de nuestros antepasados. Tenemos el avión porque los hermanos Wright experimentaron con un artilugio volador y posteriormente alguien lo perfeccionó y desarrolló. Ambas intervenciones son igual de importantes. Lo malo es que también sirvió para la primera Guerra Mundial, apenas una década después ya se había desarrollado tanto que era capaz de volar con motor y mecánicamente. Lo mismo ocurre con el cine, los coches, las medicinas, todo. El ser humano es así: capaz de crear e inventar lo más impensable y maravilloso, aunque también para destruirse a si mismo. Por eso pienso que el ser humano es tan maravilloso y prodigioso como repugnante, despreciable y miserable.
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