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dijous 23/febrer/2012 - 07:12 852 0
-Joder. Yo sólo necesitaba hablar. Sacarme las dudas de encima. No sé, darle una sacudida a lo nuestro.
-Mas bien sacudirte lo nuestro de encima.
-No, Ernesto. Esta vez no. Sólo quería llamar tu atención, que no te durmieras.
-Lo entiendo.
-Ernesto...
-No, si lo entiendo perfectamente. Es una iniciativa por mi parte, ¿no? Para variar.
-Mh.
-Pues sí, supongo que es la única forma.
-Claro.
-Es que estoy harto. Estoy harto de tener miedo a que todo se acabe y, pues entiendo que esta reacción es lo que a ti te consume. Así que...
-¿Qué?
-Pues que... Esta relación no se acaba, Helena. Esta relación la termino yo.
-¿Terminar? ¿Esto es lo único que se te ocurre?
-¿Y a ti?
-A mí lo único que me viene a la cabeza, son las cosas que voy a dejar de hacer contigo.
(-Y, ¿qué pasa si no cambio? ¿Me vas a dejar por uno de tus impulsos?
-¿Pero qué impulsos, Ernesto? ¡Puta actitud de mierda! Siempre tienes que estar
jodiéndolo todo...
-¿Yo? Siempre tengo que ser yo. Yo soy el único problema en tu vida perfecta.
-Crío de mierda. Mira, ¿sabes qué? En una cosa tienes razón: lo nuestro ha
terminado.)
-La última página-
César Rodríguez Moroy
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